Aurelia Thierrée

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OCT 18 / 2015

ENTREVISTA A AURÉLIA THIERÉE

Ella es mucho más que la nieta de Charles Chaplin

Aurélia tiene un árbol genealógico plagado de artistas, en el que su abuelo Charles

Chaplin ha creado tradición. El teatro le corre por las venas y en su espectáculo

Murmures des murs demuestra que está a la altura de sus apellidos

Puede que el nombre de Thiérrée solo os suene a los más duchos en el teatro pero

probablemente vuestra expresión cambie si digo Chaplin y más aún si os recuerdo a

Charlot. El actor Charles Chaplin se ha convertido en su personaje quien, a su vez, ha

evolucionado hasta ser en un icono mundial. Tras de si, Chaplin ha dejado rumores,

películas y a su nieta, Aurélia.

«Él es parte de lo que soy aunque siempre me he sentido un poco como un fraude. Es

surrealista y precioso tener una familia como la mía». Aurélia Thiérrée tiene un árbol

genealógico interesante, complejo y cargado de talento y grandes apellidos, como su

abuelo Charles Chaplin, su padre Jean-Baptiste Thiérrée, su tía Geraldine Chaplin y su

madre Victoria Thierrée Chaplin, con la que ha incluso ha trabajado en su espectáculo

L'Oratorio d'Aurélia.

Y aunque todos estos nombres son sinónimo de arte, el que sigue dando nombre a la

familia es Chaplin. El artista cómico del cine mudo fue ganador de dos Óscar Honoríficos

(en 1928 y 1972) e incluso llegó a ser candidato al premio Nobel de la Paz en 1948. Pero

también fue marido de 4 esposas, padre de 10 hijos y objeto de críticas por negarse a

apoyar al ejército estadounidense en la Segunda Guerra Mundial (el Comité de

Actividades Antiamericanas llegó a definirle como un traidor y comunista por su apoyo a la

Unión Soviética).

De Chaplin, todos recordamos sus andares y sus brillantes escenas engullido por los

engranajes de una fábrica en Tiempos Modernos o jugando con la bola del mundo en El

Dictador. Aurélia, en cambio, lo recuerda como parte importante de su propia histora

familiar aunque no quiere romper el halo que le envuelve de cara a la galería. «Mi abuelo

pertenece a su audiencia y sus películas son el mejor recuerdo que uno puede tener.»

Como cabe esperar, su infancia fue de todo menos corriente. «Me pasé la niñez en la

carretera. Tengo muchos recuerdos de teatros, camerinos… incluso de un búho que

teníamos de mascota, Eleanor, que volaba por el teatro. Era muy cariñosa pero muy

protectora y una vez se volvió agresiva con un profesor que venía a darnos clase a mi y a

mi hermano James. Después de eso, él nunca volvió», comenta divertida.

De hecho, su vida ha sido siempre como el mundo al revés, incluso en las pequeñas

revoluciones propias de los niños. En vez de escaparse de casa en busca de aventuras,

Aurélia decidió con 14 años dejar el circo e ir en busca de una casa normal. «Quería vivir

en una casa e ir al colegio como los demás niños y adolescentes. Mezclarme con gente

de mi edad era la mayor aventura que podía tener. Y la idea de vivir en un solo sitio me

parecía fantástica. Sigo pensando que lo es; viajar no tiene por qué ser una acción

física.»

Curiosamente, ha seguido esa vida que de pequeña pretendía abandonar y ha hecho

suya la profesión de su familia. «Los apellidos ayudan a hacerse hueco porque se genera

curiosidad en torno a ti y bueno, porque mi abuelo era muy querido. Pero después se abre

el telón, todo eso se va y la única verdad que queda es si el espectáculo funciona o no. Y

esa es la verdadera responsabilidad del intérprete: hacer que funcione.»

La magia de Aurélia

«No sé si soy una artista. Soy más bien una artesana… o una detective. Estoy

constantemente buscando y aprendiendo». A pesar de su modestia, Aurélia es mucho

más que la nieta de Chaplin.

Además de participar en varias películas en los años 90 y la primera década de siglo XXI,

se ha centrado especialmente en el teatro, donde ha formado parte de los espectáculos

de circo de vanguardia Le Cirque Imaginaire y Le Cirque Invisible, creados por sus

padres. En 2009 actuó en L'Oratorio d'Aurélia, escrito por su madre Victoria Chaplin

expresamente para ella. «Trabajamos como una familia. Nos llevamos bien cuando

trabajamos y ¡es un milagro! No se lo recomendaría a cualquiera (ríe) pero lo volvería a

hacer porque sabemos lo que la otra quiere. Tanto si trabajas con familia como sino,

cuando hay pasión en las dos partes, siempre merece la pena.»

A su madre debe también su espectáculo actual Murmures des murs (2011) (que significa "los

susurros de las paredes"), en el que la escenografía, el vestuario y la coreografía creando un

espacio onírico en el que todo es posible. «No me gusta resumir la obra. Siempre doy el mismo

consejo a todo el que pregunta: Ven sin saber qué estás a punto de ver y cuéntame lo que has

visto cuando termine. Como el espectáculo está basado en sorpresas visuales, es mejor no contar

demasiado.»

Dice sentirse orgullosa «cuando toco emocionalmente a alguien, cuando la gente sale sonriendo

del teatro o simplemente cuando han pasado un buen rato que recordarán mucho tiempo

después». Sin embargo, su objetivo no es provocar nada concreto en la audiencia. «Trabajas una

y otra vez como un detective, con todo el corazón y más, y esperas que salga algo de eso. Si

Murmures des murs consigue despertar al niño interior del espectador, si le exige explorar su

imaginación, entonces es maravilloso. Pero al final, es algo fuera de tu control como creador y

está gestándose continuamente. La magia nace de la colaboración, es un trabajo en común.»

Ha pasado el último mes interpretando su obra en China, algo que considera «un privilegio»

porque le ha permitido mostrar su trabajo en «un país donde los códigos son distintos, donde el

lenguaje teatral es otro y donde la gente tiene otra cultura y no sabes cómo van a reaccionar».

Actualmente se encuentra de gira por Japón aunque espera terminar el año en Francia, su país

natal. «Espero volver a España el año que viene. Tengo los dedos cruzados para que así sea y

estamos ya trabajando en ello», comenta.

Y mientras planea, actúa y viaja, sigue pensando en nuevos proyectos. «Intento estar abierta a

nuevas ideas, que se me van apareciendo a lo largo del camino. Estamos de gira pero seguimos

pensando en nuevas posibilidades. Y pensar es un principio en sí mismo.»